Mediante un masaje completo, externo e interno, accedemos a tu cuerpo —físico, emocional y energético— y atravesamos las capas de tu consciente e inconsciente para poner la sexualidad al servicio de tu transformación más allá de lo visible. Así, poco a poco, el cuerpo se relaja, se dilata, se despierta y expande su fuerza vital para poder al fin abandonarse a las sensaciones que esperan ser liberadas. Acogemos entonces cualquier emoción o sentimiento, sin juicio, validando e integrando.

Porque solo cuando la energía sexual se fusiona con el corazón puedes abrir la puerta que te permite recordar quién eres y cómo hacer el amor desde la libertad. En ese momento, en el que tiempo y espacio desaparecen, no hay agenda ni presión, no hay hora marcada ni lugar al que ir. Solo hay que ser.

Solo hay que estar allí donde lo más importante eres tú, aprendiendo a amarte, a escucharte, a sentirte, a aceptarte y a respetarte desde el presente, sin dar nada a cambio, sin justificarte ni demostrar nada, simplemente abriéndote a recibir y a experimentar todo cuanto mereces: amor, presencia, paz, felicidad y gozo.